¿HASTA CUANDO?

¿HASTA CUANDO?



The Economist Intelligence Unit, del grupo The Economist,  elabora anualmente la Lista de las mejores democracias, con las respuestas que varios expertos, elegidos con criterios un tanto subjetivos,  dan a las 60 preguntas que se le proponen sobre una muestra de 167 países (de los 195 existentes, si incluimos a la Santa Sede y a Palestina)  En la Lista del año 2022,  España ocupa el puesto 22, Noruega el num. 1 y el último es para Afganistán.



Este escenario se nos antoja trufado y atávico, pues no puede haber 167 clases de democracias o, mejor dicho, 195 (si incluimos a la Santa Sede y a Palestina). Puede haber 195 formas de gobernar, pero democracia solo hay una: aquella en la  que el  pueblo soberano tiene derecho a elegir y controlar a sus  representantes. De la misma forma que solo hay una verdad o una mentira, un dia y una noche, un “si es sí”,  o un “no es no”.



Hago esta polémica  reflexión, al comprobar que nuestra democracia, que camina en el pelotón con el número 22, difícilmente mantendría  ese puesto si nos atenemos a los atrancos a los que se ven sometidos más de dos millones de españoles en el extranjero y a los que no se les facilita la posibilidad de elegir y controlar a sus representantes políticos.



 ¿Hasta cuando vamos a dejar aparcado la elaboración de un LIBRO BLANCO DE LA EMIGRACION ESPAÑOLA, en la que participen de forma visible los verdaderos destinatarios de las propuestas y medidas que permitan otro enfoque, otro tratamiento, otro reconocimiento a unos ciudadanos que, por distintos motivos, tienen el status de emigrante?.



No, señor, no.  Los problemas de la emigración,  que son   variados, distintos, complejos, atendiendo a territorios, a edades, profesiones…, no se curan con una Ley de Memoria Democrática (Ley 20/2022, de 19 de octubre) o unos “parcheos” en la legislación electoral, o una dedicación, a veces exhausta, de unos funcionarios consulares o unos diplomáticos que se esfuerzan en limpiar nuestra imagen en el exterior.  La labor de un político, de un gobernante no es  dedicarse a captar votos, o a insuflar una ideología sectaria, sea del signo que sea. La labor de los que nos gobiernan es “hacer posible lo que es necesario”.



 



Así no, querido legislador-político. Las leyes se elaboran para regular comportamientos, atender necesidades, pero partiendo primeramente del análisis del problema a regular.  Y los problemas objeto de regulación legislativa nadie los conoce mejor que el que los sufre o los defiende.   ¿Cómo se atreven a impartir clases de técnica legislativa en materia de emigración, sea cual sea el campo que  se pretenda regular, individuos-as que no solo desconocen la materia sino que, en un acto de osadía  y ruindad, desprecian la ayuda y colaboración de los expertos y de los ciudadanos que conviven con el problema?.



¿Hasta cuándo tenemos que sufrir esta plaga de incoscientes-as que, en un alarde de atrevimiento nos obligan a tener un pensamiento único sometiendo a  los medios para que  berreen al unísono, bajo la amenaza de no repartirles el pienso presupuestario? .



¿Hasta cuándo nos mantendremos en el puesto 22?



1 de junio de 2023



RICARDO MARTINEZ BARROS



  


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