LA INDEFENSION DE LOS ESPAÑOLES FUERA DE ESPAÑA

PUBLICADO ESPAÑA EXTERIOR



LA INDEFENSION DE LOS ESPAÑOLES FUERA DE ESPAÑA



 



            Sonia Sotomayor ha sido nombrada magistrada de The Supreme Court (Tribunal Supremo de EE.UU,.), y se convierte así en la primera mujer de origen hispano en alcanzar ese puesto de enorme responsabilidad y prestigio, no exento, en ese caso, de cierta polémica que ha sido zanjada pro el propio Presidente de ese Alto Tribunal: “Un magistrado del Supremo puede simpatizar con un determinado grupo o clase social. Pero no evidenciarlo en sus sentencias”. 



 



 



            No sé si se ha oído bien lo que acabo de transcribir, pero no estaría mal poner ese comentario a la entrada de cada uno de nuestros Juzgados y Tribunales, porque la sensación que tenemos los justiciables es que, en determinadas instancias y con determinados justicieros no es así. Nuestra Administración de Justicia está mal, y eso es algo que el ciudadano lo palpa y lo sufre día a día. Y nuestra Administración de Justicia está perdiendo, fuera de España, mucho de su prestigio adquirido en épocas anteriores.- La detención de Pinochet en Londres, ordenado por un juez de la Audiencia Nacional, se define como un caso pintoresco, porque si fuese verdad y efectiva la potestad de los Juzgados y Tribunales españoles para ordenar la detención de mandatarios extranjeros, pocas democracias actuales podrían garantizar la permanencia en el poder de sus respectivos presidentes o primeros ministros. Razón tenía aquel viejo profesor de Harvard al afirmar que “no existe derecho internacional penal, sólo existe derecho internacional político”.- Se detiene al que políticamente hay que detener, no al que penalmente habría que detener.



 



 



            Hago estas reflexiones porque viene a mi memoria el  caso de la abogada española que está sufriendo cárcel en una prisión de EE.UU.por haber traído a España a su hija nacida en Nueva Jersey y fruto de su relación con un súbido norteamericano. Y de nada sirve que sobre este tema ya se hayan pronunciado el Juzgado de 1ª Instancia num. 9 de Valencia, la Sección Décima de la Audiencia Provincial y el Tribunal Constitucional . Y menos valor debe tener el principio consagrada en el art. 19 de nuestra Carta Magna que garantiza a todos los españoles el derecho a elegir libremente la residencia, y, por lo tanto, al ser un derecho fundamental irrenunciable, no es posible modificarlo o sustituirlo por el acuerdo de las partes, de tal forma que el pacto que entre los esposos parece ser que existía en cuanto a no viajar con la menor fuera de EE.UU. sin el consentimiento de ambos progenitores se nos antoja nulo y contrario a un principio fundamental de derecho.



 



 



 



 



            El Convenio de la Haya de 25 de octubre de 1980 sobre restitución de menores no es aplicable a este caso, por no darse los dos supuestos que señala la Sentencia del Tribunal Constitucional de fecha 20 de mayo de 2002. No estamos ante un traslado ilícito, y a la madre, que tiene la custodia de la niña, no se le puede prohibir (aunque se haya pactado entre los esposos) que viaje a España e incluso fije aquí su residencia. Cuando se han producido situaciones parecidas, pero el que fija la residencia y se lleva al menor es un ciudadano estadounidense,  no se produce ninguna detención



 



            ¿Qué pasa, pues, con la Administración de Justicia española? ¿Qué pasa con nuestro prestigio y respeto fuera de España? Que se lo pregunten a los piratas somalíes o aquellos ciudadanos españoles  que han sufrido vejaciones y conductas abusivas e injustas mientras permanecían en el extranjero. Es posible que en algunos casos debamos felicitarnos por los éxitos alcanzados, pero ya nadie duda que, en la mayoría de los casos, las decisiones judiciales de nuestros Juzgados y Tribunales difícilmente van a tener el respeto y consideración de los extraños si no la tienen de los nacionales. Habrá que comenzar limpiando nuestra casa, para que nos sea más fácil  ofrecer  una buena imagen a los que desde afuera nos observan., y decirle a nuestros magistrados y jueces, y también fiscales, que pueden simpatizar con quien quieran, pero que no lo reflejen en sus Sentencias y Autos.



 



 



 



                                                                                             Fdo. Ricardo Martínez Barros


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